sábado, 31 de marzo de 2007

Víspera de Navidad

Ella estaba sentada a mi lado en la penúltima banca, era de noche y los rayos de luz amarillos que pintaban la calle atravesaban las ventanas del bus. Afuera, las casas adornadas le daban un toque de magia a ese barrio que no era el nuestro, y su pequeña hermana de rizos dorados corría por la acera. Yo no sabía que hacíamos ahí, ni porque me había pedido que entráramos, si aún no era momento de irnos. Yo no decía nada, sólo miraba la palma de mi mano en silencio mientras ella tenía su frente recostada al asiento de enfrente.

- ven, me dijo.

Entonces me tomó por la barbilla, me acercó a su rostro y metió su lengua en mi boca.



2 comentarios:

Anónimo dijo...

jejeje... te entromparon amigo!

Galatea dijo...

Lo difícil que es hacer imaginar a las personas lo que uno escribe. Claramente con este escrito se logró, impecable :)